Paulo Coelho |
A los siete años ingresa en el colegio jesuita San Ignacio de Río de Janeiro. Paulo acaba odiando la naturaleza obligatoria de la práctica religiosa. No soporta ni rezar ni ir a misa pero logra descubrir su verdadera vocación: ser escritor.
Desde pequeño muestra
interés en la literatura; se dedica a leer todo tipo de libros: Trópico de
Cáncer, de Henry Miller, obras de Jorge Luis Borges, Marx, Hegel, Friedrich
Engels, etc. Pronto gana su primer premio literario en un concurso escolar de
poesía, y su hermana Sonia cuenta cómo se hizo con un premio de redacción al
presentar a un concurso un escrito que
el mismo Paulo había tirado a la basura.
Sus padres pretenden que sea
ingeniero y por eso intentan reprimir sus deseos de dedicarse a la literatura,
lo que provoca una gran rebeldía en Paulo, quien empieza a desobedecer las
normas familiares. Es a los diecisiete años cuando, debido a "problemas
sexuales, inmadurez, rebeldía, incapacidad para adaptarse a la sociedad,
irritabilidad y actitudes radicales y extremistas", es internado en un
hospital psiquiátrico, donde le someten a varias sesiones de electroshock.
Poco más tarde, Paulo
empieza a relacionarse con un grupo de teatro y a dedicarse al periodismo. En aquella época el teatro no estaba bien
visto en ciertos niveles sociales, por eso sus padres vuelven a internarlo.
Cuando sale, Paulo está aún más perdido y encerrado en su mundo. La familia
llama a otro médico psiquiatra, el doctor Fajardo, quien hace una nueva
apreciación del problema: Paulo no está loco y no va a ser internado; hará un
tratamiento de unas 15 sesiones con él. Treinta años después de estas
vivencias, Paulo Coelho escribiría Veronika decide morir.
Pasado el período de los
centros psiquiátricos, Paulo empieza la carrera de derecho; sin embargo, poco
tiempo después abandona sus estudios para dedicarse de nuevo al teatro. Es la
época de los sesenta y el mundo entero asiste a la explosión del movimiento hippie.
Brasil, bajo una dictadura militar muy represiva, también se hace eco de las
nuevas tendencias. Paulo lleva entonces
el pelo largo y va indocumentado por voluntad propia; durante algún tiempo toma
drogas y tiene relaciones homosexuales, ya que quiere vivir la experiencia
hippie con gran intensidad. Su pasión por escribir le impulsa a fundar una
revista de la que solamente salen dos ejemplares.
En esa época, Raúl Seixas,
músico y compositor, invita a Paulo a escribir las letras de sus canciones. Algunas
de ellas: Eu nasci há dez mil años atrás (I Was Born Ten Thousand Years Ago),
Gita, y Al Capone. Con el segundo disco
cosechan un gran éxito y llegan a vender más de 500.000 copias; es la primera
vez que Paulo gana una gran cantidad de dinero. Hasta 1976 compone más de
sesenta canciones con Raúl Seixas y juntos cambian el panorama del rock
brasileño. También escribe para Elis Regina y Rita Lee.7 Después de trabajar
como letrista para los grandes nombres de la canción popular brasileña, se
dedicó al periodismo y a escribir algunos guiones para la televisión. Once
Minutos - 2007.
En 1972, Paulo y Raúl entran
a formar parte de la Sociedad Alternativa, una organización que se opone a las
ideologías capitalistas, defiende la libertad de hacer lo que uno desea y
practica la magia negra, experiencias de las que habla más tarde en Las
Valquírias (1992).
Durante este período nace
"Kring-ha", una serie de cómics en favor de la libertad. El régimen
dictatorial las considera amenazantes, por lo que detiene y encarcela a Raúl y
a Paulo. Raúl sale al cabo de poco, pero Paulo permanece allí más tiempo por
ser considerado la "cabeza pensante".
Mas no se acaban aquí las
dificultades: dos días después de su liberación, Paulo es secuestrado en plena
calle y encerrado en un centro militar de tortura donde permanece varios días.
Según sus propias palabras, lo que le salva de la muerte es decir que estaba
loco y que había estado internado en tres ocasiones. Empieza a autolesionarse
delante de sus secuestradores, quienes dejan de torturarle y finalmente le
liberan.
Esta experiencia marca
fuertemente su vida. Por aquel entonces, Paulo, con veintiséis años, decide que
ya ha vivido la vida lo suficiente y que quiere "ser normal".
Consigue un empleo en la discográfica Polygram y allí conoce a la que más tarde
será su esposa.
En 1977 se trasladan a
Londres. Paulo compra una máquina de escribir y empieza a dedicarse de pleno a
la literatura, sin muchos resultados. Al año siguiente vuelve a Brasil donde
trabaja como ejecutivo para otra empresa discográfica, la CBS. Esta fase sólo
dura tres meses, tras los cuales se separa de su esposa y deja el empleo.
Entonces se produce el
reencuentro con Christina Oiticica en 1979, una vieja amiga, con la que
posteriormente contrae matrimonio, y con la que sigue conviviendo hasta el día
de hoy.
La pareja viaja a Europa y
visitan varios países. En Alemania, van al campo de concentración de Dachau.
Allí Paulo tiene una visión en la que se le aparece la figura de un hombre.
Dos meses más tarde, le
encuentra en una cafetería de Ámsterdam, se acerca a él y conversan un largo
rato en el que intercambian opiniones y vivencias.
El hombre, cuya identidad
Paulo nunca ha querido revelar, le sugiere un reencuentro con el catolicismo.
Paulo empieza a estudiar el lenguaje simbólico del cristianismo. Le propone,
también, hacer el Camino de Santiago, una ruta medieval de peregrinaje entre
Francia y España.
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