El 14 de febrero llegará,
una vez más, el Día de San Valentín, una festividad dedicada al amor que ha ido
convirtiéndose en una celebración consumista más, en la que las cartas de amor
se agazapan entre bombones, flores y joyas. Muchos son los blogs y sesudos
historiadores que se lanzan ahora a la búsqueda del origen real de la
festividad y nos regalan las más dispares teorías, pero todas son absolutamente
falsas. El verdadero origen de San Valentín se encuentra en la literatura.
Entre las teorías más
habituales, en lugar destacado, se encuentra la que la relaciona con el
emperador Claudio II, durante cuyo reinado habría existido el obispo Valentín
que casaba a parejas de forma clandestina.
La leyenda cuenta que el emperador mandó decapitarle y que, cuando esperaba su ajusticiamiento, se enamoró de Julia, la hija invidente de su custodio. Milagrosamente Julia recuperó la vista y Valentín fue ajusticiado el 14 de febrero. En su tumba Julia plantó un almendro, que es considerado desde entonces símbolo de amistad y amor. Sin embargo, a pesar de la belleza y romanticism
La leyenda cuenta que el emperador mandó decapitarle y que, cuando esperaba su ajusticiamiento, se enamoró de Julia, la hija invidente de su custodio. Milagrosamente Julia recuperó la vista y Valentín fue ajusticiado el 14 de febrero. En su tumba Julia plantó un almendro, que es considerado desde entonces símbolo de amistad y amor. Sin embargo, a pesar de la belleza y romanticism
o de la leyenda, lo cierto
es que no hay ninguna constancia de que se base en ningún hecho real. Es más,
el Papa Gelasio I en pleno siglo V, dejó bien claro que no sabía quién era San
Valentín, en un acta papal en el que dejó escrito: “Dios sabrá mejor que
nosotros qué hizo exactamente este santo, pero hay que rezarle”.
Otra de las teorías atribuye
el origen de la fiesta a una cristianización de una fiesta pagana romana la
“Lupercalia”, que se festejaba el 15 de febrero, en honor al dios Lupercus,
que, con forma de cabra, simbolizaba la potencia sexual.
Este dios habría sido
transformado por obra y gracia de los líderes de la Iglesia en San Valentín. La
realidad es que estas celebraciones jamás tuvieron lugar en España, además, el
Papa al que se atribuye la cristianización de la fiesta es, precisamente, el
propio Gelasio I, que dejó escrito de su puño y letra, como ya hemos visto, que
desconocía absolutamente la procedencia de San Valentín.
Por último, y mucho más
cerca de la realidad, se encuentra la teoría que atribuye a una poesía de
Carlos, Duque de Orleans, el verdadero origen de la festividad. Esta poesía fue
escrita durante su encarcelamiento en la Torre de Londres y en ella se dirigía
a su esposa con un estilo romántico y melancólico. El Duque de Orleans firma la
carta como “tu Valentín”. Esta es, sin duda, la carta de amor de San Valentín
más antigua de que se tiene noticia y aún se conserva en el Museo Británico.
Esta última teoría, aunque
tampoco puede demostrarse de forma categórica, se acerca mucho más a la realidad
y es que, el verdadero origen de San Valentín hay que buscarlo en la literatura
y, para ser más concretos, en los poetas del romanticismo, que son sus ideas
llenas de pasión amorosa y libertad, son los verdaderos precursores de esta
festividad.
La antropóloga Mónica
Cornejo lo dejaba bien claro en una entrevista a la agencia EFE, en la que
declaraba que “todas las informaciones en la red sobre San Valentín son falsas
y no están documentadas científicamente. La transmisión de la literatura
romántica desde Francia y el Reino Unido a España son la única fuente conocida
que explique la celebración”,
Son muchos los expertos en
literatura e historia que comparten esta afirmación, ya que parece claro que el
origen de San Valentín es puramente mitológico, siendo muy dudoso que jamás
existiese en realidad, a pesar de encontrarse en el santoral católico.
A pesar de esto, no nos
podemos resistir año tras año a celebrar el día del amor en las ciudades más
románticas como París, Atenas o Venecia. ¡El amor está en el aire!
0 comentarios:
Publicar un comentario