Acto primero. Cuadro
primero.
En este primer cuadro se contextualiza el inicio del drama,
el novio, quien está enamorado y planeando su boda, conversa con su madre,
quien no logra olvidar la tragedia que embargo a la familia hace años, su
esposo y su hijo mayor murieron asesinados por uno de los Félix, a quienes se
refiere como “los matadores”, y vive con la continua zozobra de poder perder a
su último hijo, a quien, en el fondo de su corazón, le gustaría persuadir de su
futura boda.
Al llegar una vecina a visitar a la madre, ésta la interroga
sobre la novia y su familia, la vecina le refiere lo poco que sabe acerca de la
madre fallecida de la novia, la describe como una mujer muy bella, empero,
confiesa que no era de su agrado, confirma también las sospechas que ya la
madre tenía sobre la novia, y le dice que efectivamente ya antes había tenido
un novio, Leonardo, quien al final termina casándose con la prima de la novia.
No obstante que ese noviazgo había tenido lugar hace mucho
tiempo, la madre siente una indescriptible opresión en su pecho al enterarse
que la novia de su hijo había sido novia de uno de los Félix. Mientras tanto el
novio ha conseguido reunir lo suficiente para comprar una viña, lo cual le
permite comenzar con los trámites para su boda.
Acto Primero. Cuadro
segundo.
En este cuadro aparecen en primer término la esposa de
Leonardo –prima de la futura novia-, su suegra y su hijo, a quien intentan
dormir con una canción de cuna que amorosamente entonan madre y abuela.
Leonardo llega de realizar sus faenas en el campo, su esposa lo recibe
amorosamente y conversan un poco sobre lo sucedido durante el día.
Leonardo es inquirido por su esposa sobre algunos
comentarios hechos por las recolectoras de alcaparras, quienes aseguraban
haberlo visto sobre los límites de los llanos, en los secanos, cosa que
Leonardo niega, y alega que se deben haber confundido. Mientras Leonardo se
dirige a donde el niño descansaba, su mujer le informa que la novia, su prima,
ya ha sido pedida en matrimonio y que se casarán en un mes, los tres (la
suegra, Leonardo y su mujer) hacen comentarios sobre la inconformidad de la
madre del novio sobre la futura boda.
Al tiempo entra corriendo una muchacha para contarles sobre
las compras nupciales que han hecho en la tienda el novio y su madre, a lo que
Leonardo reacciona iracundo y la reprende, pues nadie le ha preguntado por nada
de eso. Leonardo se torna pensativo y su mujer lo conmina a que le diga qué es
lo que le pasa, de nueva cuenta Leonardo arremete con irá pero ahora contra su
esposa e intenta vanamente de convencerla de que no es nada y se retira sin
decir más.
Acto primero. Cuadro
tercero.
El novio y su madre se presentan en casa de la novia, los
recibe la criada quien pide que esperen un momento, mientras el padre de la
novia aparece la madre aprovecha la ocasión para hacer algunos comentarios
denostativos de las tierras de su futuro consuegro, el novio por su parte sabe
que todas las tierras de los secanos son así, de ahí el nombre. El padre
aparece, intercambian saludos, la madre con parquedad pregunta –al padre- si
conoce el motivo de su visita, el padre asiente, y sin mayor protocolo, y con
la sequedad propia de la gente de campo, comienzan con los arreglos.
Ambos –padre y madre- coinciden en que de ahora en adelante
es apropiado referirse a los bienes de cada familia como uno y el mismo, pues
con el matrimonio las posesiones de cada familia quedarán mancomunadas. Ya una
vez que acordaron los detalles, incluyendo la fecha de la boda –para el próximo
jueves-, el padre ordena a la criada que haga pasar a la futura novia, la madre
la recibe con beneplácito, intercambian pequeñas frases de afecto y la madre la
obsequia con algunos regalos (los que habían comprado un día antes en la
tienda). Se saludan por última vez y el padre sale a despedirlos a la puerta.
Dentro, la criada ruega a la novia que le permita ver los regalos, para el desconcierto
y decepción de la criada, la novia se niega rotundamente.
No sin cierta malicia la criada pregunta a la novia si había
visto que un hombre a caballo había rondado por la ventana de la novia a altas
horas de la noche, la novia responde que pudo haber sido su novio, que ya antes
ha hecho lo mismo, sin embargo la criada asegura que se trataba de Leonardo,
estaba segura, e inesperadamente se escucha el ruido de un caballo, la novia se
acerca a ver desde su ventana y se llevo una gran sorpresa al ver que se
trataba de Leonardo.
Acto segundo. Cuadro
primero.
Es la mañana de la boda, la criada comienza con los arreglos
de la novia, el primero en llegar es Leonardo, quien se había adelantado a
todos los convidados con la intención de hablar con la novia, ésta se estremece
al verle, y la criada lo enviste con reclamos por importunar a la novia en la
mañana de su boda.
Leonardo expone ante la novia los sentimientos que le queman
el alma, insinúa que ha sido despreciado por la novia por no tener dinero, le
habla de todas las cosas que por tanto tiempo ha callado, sentimientos que ni
la distancia, ni los muros han podido acallar. La novia por su parte le exige
que deje de hablar del pasado, que nada de lo que diga puede ya interesarle,
está a punto de casarse y su futuro marido es lo único que ahora le importa.
Afuera, por el camino, comienzan a hacerse cada vez más cercanas las voces de
los convidados a la boda, que según la tradición vienen entonando cantos
alusivos al acontecimiento.
Leonardo aprovecha que aún no han llegado todos para decirle
a la novia que ella al igual que él debe casarse, pero que nunca ha dejado de
encontrar nuevas culpas por ya no estar juntos. Los invitados llegan, todos
juntos salen rumbo a la iglesia. La mujer de Leonardo le exige a éste que la
acompañe a la boda, ella comienza a intuir que el algo grave le pasa a
Leonardo, y aunque conoce la razón prefiere callar.
Acto segundo. Cuadro
segundo.
Ya todos reunidos y habiéndose celebrado nupcias, los
invitados y familiares comparten el alborozo y dicha de los novios. Los padres,
por su parte comienzan a planear y fantasear con una descendencia prolífica,
con nietos que habrán de darle riqueza al campo y a la tierra. La boda se había
convertido en un acontecimiento de época, llegó gente de todas partes, por
parte del novio asistieron parientes que no había visto en mucho tiempo, el
rumor de los alegres cantos invadía todo el lugar.
La única que no lograba contagiarse de la dicha del día era
la novia, que se encontraba a todas luces atribulada, el encuentro con Leonardo
en la víspera de la celebración la había turbado al punto de mostrarse renuente
a las muestras de amor del novio, con quien se disculpó argumentando ser presa
de la emoción del día, y al punto se retiró a su alcoba para sobreponerse. El
entusiasmo de los invitados era cada vez mayor, todo era perfecto, llegó el
momento en que los novios debían dirigir el baile de ronda, cuando el novio y
su suegro fueron a buscar a la novia para comenzar el baile, ésta había
desaparecido, la buscaron por todas partes hasta que la mujer de Leonardo,
llena de agitación, se acerca a ellos para informarles que Leonardo y la novia
habían huido a lomo de caballo.
De inmediato el novio emprende su persecución, la familia de
él se despide y se apresuran a prestar su auxilio al novio. La madre del novio
por su parte hace lo mismo y se retira al tiempo que lanza imprecaciones a la
familia de la novia y a la de los Félix.
Acto tercero. Cuadro primero.
La persecución está en marcha. En el bosque un grupo de
leñadores conversan sobre la gravedad de los acontecimientos, todos conocen la
tragedia que ya pesa en las espaldas de la familia del novio, la afrenta
recibida de los Félix está por encontrar un desenlace cruento. El amor no
extinto entre Leonardo y la novia no alcanza a ser un atenuante para la
deshonra de que ha sido objeto el novio y su familia.
En el corazón del novio sólo se escucha un clamor de
venganza, la fuerza de sus antepasados se hace una con la suya en la sed de
justicia. La luna es testigo de cuanto ocurre en el reino de los enamorados y
las traiciones humanas, la luna vaticina el correr de la sangre. Los enamorados
huyen, corren a donde su amor pueda ser posible, saben que tal vez no volverán
a ver la aurora, saben que nada los salvará, que su amor, al tiempo que los
bendice es también su perdición. En un claro del bosque el novio se encuentra
con una mendiga, le pregunta por la pareja, la anciana sabe hacia donde se
dirigen y accede a guiarlo. En el bosque, los enamorados presienten cada vez
más cerca el fatídico desenlace, y ante la cercanía de lo inevitable, refrendan
su amor, se saben perdidos y aún más se aman.
En un arrobo amoroso la novia insta a Leonardo a que huya, y
con todo el valor del que es capaz una enamorada le dice estar dispuesta a
enfrentar sola la muerte, Leonardo por su parte se muestra firme y fiel al
sentimiento, y declara que sólo muerto se volvería a separar de ella, y ella le
corresponde de igual forma.
Acto tercero. Cuadro
segundo.
Mientras devanean una madeja roja, unas muchachas se
preguntan entre sí sobre el desenlace de tan horrible tragedia, saben que nada
bueno han de esperar de la fortuna. Una de ellas pregunta a la suegra si los
novios vienen ya, que cómo ha sido la boda. La mujer de Leonardo declara que
quiere volver a la fiesta para saber qué ha ocurrido, su madre la reprende, y
le reprende su actitud diciendo que a partir de ahora ella ha de consagrarse a
su casa, a envejecer y llorar, que sus hijos, ahora, sólo de ella son, y el
lugar que ocupo el que la engaño, por una cruz de ceniza habrá de ser cubierto.
El rojo ha cubierto el cielo y la tierra, los dos jóvenes
han encontrado de frente su destino, era su sino acabar de esta forma, ambos
ofrendaban su vida por amor, por amor a la joven y en el caso del novio por
amor a su familia también. Al esconderse el último rayo de sol la novia aparece
en casa de su suegra, es el momento donde ella se dispone con el corazón
henchido de amor y arrepentimiento a soportar su castigo, no ha sido por otra
cosa sino por amor que ha hecho lo que hizo. La madre del novio pierde la
fuerza de la ira, y dispuesta a callar en público y sufrir y a llorar por los
suyos en soledad, exhala extenuada “Que la cruz ampare muertos y vivos”.
Personajes Primarios
La madre. Mujer
templada en la sabiduría de la vida campirana, de carácter parco y hostil a
partir de la pérdida de su esposo y su hijo mayor.
El Novio. Joven
de buen corazón, creyente del perdón. Trabajador y con ambiciones de formar una
familia prolífica y feliz al lado de su futura esposa.
La Novia. Mujer
con aspiraciones a la felicidad, sumida en un profundo conflicto por el
ardiente amor a su antiguo novio y por la aspiración a una vida sosegada al
lado de su futuro esposo.
Leonardo. Egoísta
y tiránico. Después de no haber conseguido el la dicha del amor con su antigua
novia, vive acumulando un amor obcecado hacia ella.
Padre de la novia.
Hombre humilde y sencillo, si mas aspiraciones que la de ver casada a su hija y
con ello ver engrandecido el patrimonio de ella.
Personajes
Secundarios
Luna. Responsable
de hacer llegar la luz a las acciones de los personajes, bajo su cobijo y guía,
todos y cada uno de ellos se encontrará cara a cara con su destino.
Criada. Nana de
la novia, ve antes que todos la formación del nubarrón que atravesarán los
futuros novios.
Vecina y muchachas.
Comparsas y eco permanente de los imperativos morales del pueblo.
Mujer de Leonardo.
Enfocada y atenta a las necesidades de su marido y su familia, intuitiva,
presagia en su interior el desenlace de la tragedia.
Suegra. Madre de
la esposa de Leonardo, mujer sin demasiadas pretensiones, enfocada en el cuidado
de su nieto y el bienestar de su hija. Siempre recelosa del comportamiento de
Leonardo.
Leñadores y mozos.
Observadores y portavoces del juicio práctico y sensato de la vida del campo.
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