Primera Edicion |
Cervantes afirmĂł varias veces que su primera intenciĂłn era mostrar a los lectores de la Ă©poca los disparates de las novelas de caballerĂas. En efecto, el Quijote ofrece una parodia de las disparatadas invenciones de tales obras. Pero significa mucho más que una invectiva contra los libros de caballerĂas. Por la riqueza y complejidad de su contenido y de su estructura y tĂ©cnica narrativa, la más grande novela de todos los tiempos admite muchos niveles de lectura, e interpretaciones tan diversas como considerarla una obra de humor, una burla del idealismo humano, una destilaciĂłn de amarga ironĂa, un canto a la libertad o muchas más.
Entre otras aportaciones más, el Quijote ofrece asimismo un panorama de la sociedad española en su transiciĂłn de los siglos XVI al XVII, con personajes de todas las clases sociales, representaciĂłn de las más variadas profesiones y oficios, muestras de costumbres y creencias populares. Sus dos personajes centrales, don Quijote y Sancho, constituyen una sĂntesis poĂ©tica del ser humano. Sancho representa el apego a los valores materiales, mientras que don Quijote ejemplifica la entrega a la defensa de un ideal libremente asumido. Pero no son dos figuras contrarias, sino complementarias, que muestran la complejidad de la persona, materialista e idealista a la vez.
Personajes y sentido
Don Quijote, quien vive obsesionado por los libros de caballerĂa, se lanza a la aventura. Esto indica que llevaba una vida aburrida y tenĂa ganas de variarla. El personaje oscila entre la sensatez y la locura.
Sancho Panza no es la antĂtesis de Don Quijote. Su conocimiento está dado por la experiencia. No es un cobarde y defiende su dignidad cuando es necesario.
Hay otros personajes, tales como: Maritormes (criada de la venta), Ginesillo (pĂcaro), gente de la aristocracia cuyas virtudes y defectos Cervantes resalta. Además, hay referencias a hechos histĂłricos y en general sobre la españa barroca que Cervantes observa con ironĂa y comprensiĂłn.
Los contemporáneos entendĂan al Quijote como una obra cĂłmica y satĂrica, pero a partir del siglo XIX se empiezan a considerar en ella el idealismo (Quijote) y el materialismo (Sancho) y se hace otras varias reflexiones. El estilo es variado. El lenguaje es familiar, similar al que solĂa usarse en los libros de caballerĂa o en los romances antiguos y no faltan ejemplos de lenguaje culto y literario.
Homenaje al hombre universal,, con sus voirtudes y defectos, el Quijote es, además, un apasionado canto a la dignidad y libertad humanas.
Primera parte
A. PrĂłlogo.
1. Narra brevemente el argumento de los quince primeros capĂtulos.
Cuenta Cervantes en los primeros capĂtulos cĂłmo y con quien vivĂa Alonso Quijano que, del mucho leer novelas de caballerĂa y del poco comer y dormir se quedĂł loco. AsĂ, torna su nombre al de Don Quijote, otorga a su escuálido caballo el sobrenombre de Rocinante y se inventa una dama enamorada a la que llama Dulcinea del Toboso. Y una mañana, sin que nadie le vea, sale sĂłlo de su aldea y emprende un camino sin rumbo fijo. Al atardecer llega a una venta, que su imaginaciĂłn le hace tomar por un castillo, y ruega al ventero, a quien cree alcaide del castillo, que lo arme caballero, y Ă©ste, con la intervenciĂłn de dos mozas, asĂ lo hace (en una grotesca parodia de la ceremonia caballeresca). A la mañana siguiente, Don Quijote, intenta, ya en camino, liberar a un muchacho de ser azotado por su amo; más adelante encuentra a unos mercaderes toledanos, a los que exige que proclamen la belleza de Dulcinea y, en la lucha en que se entabla, cae del caballo y es apaleado, quedando tendido en el suelo donde comienza a recitar el romance de Valdovinos; un vecino de su aldea al que Don Quijote toma por marquĂ©s, le socorre y lo lleva de regreso a su aldea, donde su ama, su sobrina, el cura y el barbero llevan a cabo el escrutinio y destrucciĂłn de la biblioteca que ha originado su locura. Una vez repuesto, Don Quijote decide salir de nuevo en busca de aventuras, pero esta vez acompañado de un escudero que le sirva y le atienda.
Convence a un campesino de su aldea llamado Sancho Panza, y ambos parten si que nadie se entere. Mientras que Don Quijote desfigura la realidad idealizándola, Sancho intenta disuadirle de su error, y cuando se impone la verdad, el hidalgo manchego se cree vĂctima de un portentoso engaño fabricado por sus enemigos. En la segunda salida se suceden aventuras en las que por lo general ambos salen malparados: la de los molinos de viento, la de los frailes benitos, la batalla con el vizcaĂno y la historia de los yangĂĽeses.
2. El prĂłlogo. Finalidad de la obra.
Cervantes escribiĂł esta novela mientras permanecĂa en la cárcel, acusado de quedarse con la recaudaciĂłn de impuestos. Pero no parece que se valga de este hecho para captar la benevolencia del lector ante sus posibles defectos, pues ni siquiera lo comenta. AsĂ que creemos que simplemente lo empieza a escribir allĂ porque es donde su talento creador le apareciĂł, o por que tenĂa tiempo suficiente para dedicarse a ello.
Cervantes se rĂe de los autores que publicaban sus libros precedidos de elogios pues para Ă©l no hace falta ponerle reclamos a un libro para atraer a la gente, si no que se lo importante es el contenido.
En la finalidad de la obra no podemos pensar solo en una crĂtica a la novela de caballerĂas, aunque estĂ© claro que es lo que más espantaba a nuestro escritor. Pero no sĂłlo aparece esta crĂtica sino un espĂritu liberador, humorĂstico, que nos muestra como era la gente de la Ă©poca.
B. El protagonista.
3. CapĂtulo I.
En este capĂtulo Cervantes cuenta con quien vivĂa nuestro hĂ©roe, que se veĂa acompañado por una ama que pasaba de los 40, su sobrina, que no llegaba a los 20, y un labrador que rondaba los 50. La aficiĂłn principal de nuestro personaje era leer libros de caballerĂa; hasta tal punto tenĂa aprecio a estos libros que, tras el mucho leer y el poco dormir y comer, enloquece creyĂ©ndose caballero aventurero, famoso por sus hazañas.
Esta locura la representa Cervantes a travĂ©s de la forma, en la que aparecen diversos contrastes (... noches leyendo de claro en claro y los dĂas de turbio en turbio...), y enumeraciones desordenadas (... pendencias, batallas, desafĂos, heridas, requiebros, amores y disparates imposibles, ...). La locura le llevará a tomarse en serio lo de ser caballero y empieza por: limpiar las armas que habĂan sido de sus bisabuelos; hacerse una media celada de cartĂłn, la que destrozĂł al probarla, por lo que se hizo una segunda con barras de hierro por dentro; puso nombre a su caballo (Rocinante), y el mismo tomĂł el de Don Quijote de la Mancha. TambiĂ©n buscĂł una dama de quien enamorarse, escogiendo a una moza labradora vecina suya a la que le puso el sobrenombre de Dulcinea del Toboso.
C. Primera salida.
4. CapĂtulo II.
En su salida al mundo de las aventuras Don Quijote descubre que aún no ha sido armado caballero, aunque su forma de hablar imita perfectamente el lenguaje recargado y altisonante de sus héroes. Este lenguaje, sin embargo, destaca por su sentido burlesco e irónico:
“Dichosa edad y siglo dichoso, aquel adonde saldrán a la luz las famosas hazañas mĂas, dignas de entallarse en bronce, esculpirse en mármoles y pintarse en tablas para memorar en el futuro.”
" no te olvides de mi buen Rocinante, compañero eterno mĂo en todos mis caminos y carreras">/p>
Y tambiĂ©n por su alto contenido en arcaĂsmos, como los aquĂ descritos:
Fuyan = huyan
Ca = porque
Vos = os
Acuitedes = aflijáis
Fasta = hasta.
Pero donde realmente vemos que está loco es cuando llega a la venta por primera vez. Venta que, en la mente de Don Quijote, será un magnĂfico castillo. Esta situaciĂłn hará que nuestro protagonista confunda al ventero por el alcaide del castillo, a las dos mujeres de vida pecaminosa por dos hermosas doncellas, y el sonido de un cuerno por una dulce bienvenida. Estos tres personajes, dándose cuenta de las sandeces del supuesto hidalgo, aprovecharán para reĂrse de Ă©l contribuyendo a hacer del Quijote un caballero en toda regla.
5. CapĂtulo III.
Como dijimos antes, los personajes de la venta le seguirán el rollo a nuestro hidalgo. El ventero, con manifiesta socarronerĂa y siempre siguiendo las reglas de Don Quijote, llega a nombrarle caballero, y a darle consejos caballerescos. Contraste entre la alucinaciĂłn caballeresca de Don Quijote y la realidad del mesĂłn.
En la parte en la que el ventero lo manda al patio a velar las armas al abrevadero, diciĂ©ndole que la capilla la estaban arreglando, y Don Quijote acaba siendo apedreado por sus agresiones hasta que el ventero sale en su defensa, nos encontramos con la visiĂłn del pueblo español, y aquĂ es donde empezamos a notar que las intenciones cervantinas no son sĂłlo cĂłmicas o crĂticas con la caballerĂa, sino que tambiĂ©n caen presa de este ataque la sociedad y personalidades de esa Ă©poca.
6. CapĂtulo IV.
En este capĂtulo decide Don Quijote regresar a su aldea en busca de dinero y un escudero, atendiendo a los consejos ofrecidos por el ventero. Su salida de la venta la hará al amanecer, tras una larga noche. Cuando al escuchar un quejido, se acercĂł hacia Ă©l y encontrĂł a un muchacho atado a un árbol y un hombre dándole azotes. Tras esto Don Quijote trata de arreglarlo diciĂ©ndole que no le corresponde el castigo que le está dando y le dice que lo que tiene que hacer es darle el dinero, que por cierto los cálculos que hace Don Quijote son errĂłneos, no se sabe si Cervantes pretende hacer parecer que por su locura tampoco anda bien en las cuentas.
El señor queda en darle el dinero al muchacho en su casa con lo que Don Quijote se va totalmente satisfecho de su primera labor como caballero, diciendo al muchacho que si esto no llegara a ser asĂ, que lo buscase.
Como podemos ver en este relato, las funciones de Don Quijote adquieren cierto sentido o, por lo menos, cierta utilidad e importancia, aunque Cervantes le quita posteriormente valor a este acto haciendo que el oprimido salga peor parado. Lo que sĂ es cierto es que la autoridad impuesta por el hidalgo infunde un gran respeto sobre el agresor, Juan Haldudo.
Pero esta victoria del Caballero de la Triste Figura se verá enterrada por su siguiente batalla en la que, al encontrarse con unos arrieros, les hará jurar fidelidad a Dulcinea para poder pasar ilesos por aquel lugar lo que desencadenará una disputa en la que el peor parado será Don Quijote.
7. CapĂtulo V.
En este capĂtulo aparece la influencia del EntremĂ©s de los Romances, historia en la que creemos que se basĂł Cervantes para crear la figura del Quijote. Los personajes adquieren una forma diferente en este capĂtulo:
El Vecino: se comportó muy bien con él, pues le ayudó a levantarlo del suelo y lo llevó a su casa.
La criada: Está furiosa por el tema de los libros.
La Sobrina: se cree culpable de lo sucedido a su tĂo ... y pedĂa que quemasen los libros.
El cura: En principio dice que hay que quemar los libros, pero después va salvando algunos.
El barbero: solo escucha.
D. Segunda salida.
8. CapĂtulo VII.
En este capĂtulo se comienza a narrar la segunda salida de Don Quijote. Una vez repuesto de la paliza, sus intenciones de volver a deshacer desaguisados y ayudar al oprimido se ven reforzadas cuando, en su deseo de leer de nuevo sus libros, se encuentra con que el cuartillo ha desaparecido como por encantamiento, cosa que corroborarán el ama y su sobrina. Esta situaciĂłn será la que le dĂ© el Ăşltimo empujoncito a nuestro caballero para volver a sus heroicas acciones.
Para esta segunda salida, y haciendo caso de los consejos del ventero, Don Quijote se busca un escudero, que Cervantes describe como un labrador, hombre de bien, pero con muy poca sal en la mollera, es decir, una persona demasiado inocente; cosa de la que se aprovecha Don Quijote para convencerle de que sea su escudero. Sancho no puede resistir a la tentaciĂłn de verse gobernador de una Ănsula. Estas caracterĂsticas son perfectas para el juego que Cervantes hará entre la locura del señor y la inocencia del escudero, que igualará a Don Quijote en sus disparates por estar convencido de que estos son verdad.
9. CapĂtulo VIII.
Es uno de los capĂtulos más famosos de la novela en el que Don Quijote confunde los molinos de viento con gigantes. Sancho intentará hacer ver a su señor que no son gigantes sino molinos, pero Don Quijote hace caso omiso de las palabras de su escudero y se lanza al ataque. Esta historia será una de las pocas en la que Sancho no se deje influir por la locura de su amo. AsĂ en el capĂtulo de los frailes, su codicia vencerá a su sentido comĂşn, lo que le acarreará que le muelan a palos. En estos primeros sucesos la personalidad de Sancho se irá amoldando a la locura de su amo hasta tal punto que su percepciĂłn de las cosas se acabará pareciendo a la de su señor, con el Ăşnico matiz de que uno está loco y el otro es un pobre inocente que quiere mejorar su vida.
10. CapĂtulo XV.
Desgraciada aventura con los yangĂĽeses. Hidalgo y escudero salen quebrantados, por lo que podremos ver sus respectivos temples anĂmicos. Sancho se muestra pesimista por los Ăşltimos acontecimientos y cobarde e interesado sĂłlo a lo que Ă©l toca, aunque muestra cierta indiferencia hacia lo sucedido, sĂmbolo de que empieza a acostumbrarse a las desdichas. Don Quijote, por el contrario, sigue con su actitud luchadora y ve ete incidente como un simple golpe de mala suerte lo que supone que vendrán tiempos mejores, además achaca este infortunio a que era gente ruin y baja por lo que Ă©l no deberĂa de haberse metido. AsĂ, uno desanimado pero casi acostumbrado y el otro convencido de que es sĂłlo mala suerte, continuarán su camino.
11. Resume el argumento de los capĂtulos XV – XXVI.
Tras la paliza propinada por los yangĂĽeses entrarán en una venta que Don Quijote creĂa castillo, donde pasarán sucesos inauditos, como la paliza que recibirá el de la Triste Figura por parte del ventero debido a una terrible confusiĂłn; o el manteo de Sancho tras intentar irse sin pagar, de lo que deducirá Don Quijote que es un castillo encantado. En su camino hacia Sierra Morena pasarán ambos las aventuras más raras que se puedan explicar, pero tambiĂ©n tuvieron oportunidad de hacer grandes hazañas, como la rica ganancia del yelmo de Mambrino, la desafortunada liberaciĂłn, por parte de Don Quijote, de un grupo de galeotes que iban presos y que no supieron agradecĂ©rselo. Una vez en Sierra Morena conocerán la historia de un loco enamorado, Cardenio, con el que Don Quijote tendrá sus más y sus menos, pero del que tomará la idea de encerrarse en esa serranĂa en plan penitencia de Beltenebros mientras que manda a Sancho con una carta para su amada Dulcinea del Toboso.
12. CapĂtulos XVI y XVII.
En estos capĂtulos la alucinaciĂłn de nuestro hidalgo convertirá a la feĂsima Maritormes en una bellĂsima mujer. La intenciĂłn de Cervantes en describirnos a esta muchacha tan fea es la de hacernos ver a los niveles que llegaba la locura de Don Quijote, el cual creĂa estar viendo a la doncella de un castillo. De esta muchacha se rĂe Cervantes en su descripciĂłn ironizándola cuando habla de su chepa o de su escasa estatura. TambiĂ©n podrĂamos ver esta descripciĂłn como una metáfora referida a la sociedad española, una sociedad dividida, rota, maltratada, viviendo en un mundo de color renacentista, espiritual, bello.
En este capĂtulo podemos ver que la ideologĂa amorosa de Don Quijote se basa en el tĂpico amor cortĂ©s, irrealizable, lejano, un amor espiritual no fĂsico, un amor idealizado que ha de ganarse por mĂ©ritos que asombren a la amada. En contraposiciĂłn al amor, o, más bien, al deseo del arriero basado en el contacto con la amada y en la realizaciĂłn y consumaciĂłn de ese amor. Más profundamente y arriesgándonos un poco, podrĂamos decir que Cervantes iguala el amor idealizado a la locura, y la realidad al amor terrenal, fĂsico, realizable, verdadero respecto a su ejecuciĂłn.
La realidad tambiĂ©n podrá a la caballerĂa en la cuestiĂłn del manteo de Sancho, ya que Ă©ste preferirá darse un buen trago de vino que recuperarse instantáneamente, segĂşn nuestro hidalgo, con el Bálsamo.
13. CapĂtulo XVIII.
Este capĂtulo muestra cierto paralelismo funcional con el XVII, ya que en ambos Don Quijote deja entrever sus ansias de lucha, empañada por su extrema locura que, juntas, suponen siempre una situaciĂłn de mucho peligro y poco o ningĂşn beneficio. Junto a esta locura exacerbada por el anhelo de lucha, surge siempre la parte más lĂşcida de Sancho, en contraposiciĂłn a la de su amo, que no cae en el fatal error de Don Quijote tornando la realidad a la deseada ficciĂłn. De aquĂ podrĂamos destacar, entonces, que la locura de Don Quijote se acentĂşa con la pasiĂłn creada por la situaciĂłn de lucha o amor (los dos principales temas de la novela de caballerĂas).
14. CapĂtulo XX.
Sigue en esta nueva aventura la descripciĂłn de los caracteres de hidalgo y escudero. Como se suponĂa, el reducido valor de Sancho estará en contraste con la grandĂsima gallardĂa caballeresca de Don Quijote al que le encanta esta nueva situaciĂłn. Tal es el miedo que muestra Sancho, que al final acaba acompañando a su señor por no quedarse solo. Pero como se verá más adelante, la valentĂa de don Quijote no habrá valido para nada, ya que el terrible sonido estará producido por unos mazos de batán, lo que producirá la alegrĂa y burla de Sancho y el consecuente enfado de Don Quijote.
15. CapĂtulo XXII.
Don Quijote libera, en este capĂtulo, a unos galeotes, que lo apedrean luego. Cervantes utiliza a uno de los galeotes, GinĂ©s, para criticar ligeramente a la narrativa picaresca acusándola de no ser del todo cierta, pero tampoco insiste mucho en esto. Cervantes se nos recuerda entonces ligeramente por eso que dice GinĂ©s sobre que a escrito su vida en la cárcel, como hiciera nuestro escritor con el inicio de esta obra
Los nuevos actos de nuestro hidalgo nos muestran la parte extrema de su acciĂłn liberadora y deshacedora de entuertos. En esta aventura contraria incluso a su propio ideal de caballero, liberando a los causantes de tanto mal. Tan bien es verdad que los suelta creyendo que no son justas las acusaciones imputadas a los reos.
E. Dorotea y Cardenio
16. Resume el argumento de los capĂtulos XXVII – XXXVIII.
El cura y el barbero deciden ir a por Don Quijote para sacarlo de la serranĂa. AllĂ conocerán la historia de una bella muchacha, Dorotea, que, junto con Cardenio, les ayudará a cumplir su cometido. Haciendo que Dorotea se pasase por la princesa Micomicona, obligarán a nuestro hidalgo que le preste sus servicios, con lo que consiguieron sacar a Don Quijote de Sierra Morena. Se dirigieron entonces hacia la casa del de La Triste Figura haciendo puente en la venta ya conocida por el hidalgo. En esta, el cura leerá a todos la historia del “Curioso Impertinente” y Don Quijote pronunciará un curioso discurso sobre las armas y las letras.
17. CapĂtulo XXIX.
En este capĂtulo podemos ver cĂłmo Sancho ya no cuestiona las creencias de Don Quijote, ha ido poco a poco evolucionando hasta una postura paralela a la de su señor, con la Ăşnica diferencia de que Ă©l no está loco sino confundido por sus ansias de riqueza. Entonces podrĂamos hablar de la quijotizaciĂłn de Sancho a un nivel superficial, remarcada en el texto por Cervantes, que nos dice directamente que la simplicidad de Sancho habĂa hecho que Ă©ste se creyera los mismos disparates que su amo.
Dorotea cambia inteligentemente su forma de hablar cuando se hace pasar por la princesa Micomicona. Su lenguaje recargado, con excesivas galanterĂas y repleto de palabras cultas, guiado con cierta inteligencia y malicia, harán que Don Quijote prometa sin siquiera pararse a pensar.
Pronto surge el interĂ©s de Sancho por lo que se trata, pues ya se ve como gobernador de su Ănsula que, a pesar de ser tierra de negros, le aportará grandes beneficios aunque sea vendiendo esclavos.
El cabecilla de todo esto, el cura, enloquece, a nuestro parecer, aun más a Don Quijote, dándole una nueva razĂłn por la que luchar y por la que seguir creyendo en la caballerĂa (aunque todavĂa no ha dejado de creer en ella), además de subirle el ego a nuestro hidalgo, que cree que su fama es inmensa. En resumen, el cura vale para darle fuerza a la novela y evitar que Don Quijote empiece a desmarcarse de la ideologĂa caballeresca
18. CapĂtulo XXX.
En este capĂtulo Sancho intervendrá en favor directo de sus beneficios alegando, en contra de la negativa de su amo, que la belleza de Dulcinea no es comparable con la de tan alta “reina” como lo es, imaginariamente, Dorotea, y que asĂ no alcanzará nunca su esperado condado sino es casándose Don Quijote con esta princesa y despuĂ©s irse con Dulcinea ya que en las tierras de la princesa micomicona debĂan de haber existido reyes con concubinas. Dicho esto, la furia se apodera de Don Quijote, que tras apalear con el lanzĂłn a su escudero, le hacer saber que ella es la que le infunde valor y usa su brazo como instrumento para sus hazañas, y Ă©l vive y respira en ella.
En este capĂtulo abundan los insultos: Hideputa, mal nacido, puto, no tiene cabal juicio, villano ruin, bellaco descomulgado, gañán, faquĂn, belitre, socarrĂłn de lengua viperina, desagradecido, traidor blasfemo.
19. CapĂtulo XXXIII – XXXV.
En mi opiniĂłn, a la hora de encontrar culpables, lo son ambos: uno por “fomentar” los amores de su amigo Lotario, a pesar de que Ă©ste intentaba resistirse, movido por una cierta curiosidad de averiguar hasta dĂłnde llegaba la fidelidad de su mujer que terminĂł propiciando el amor entre ambos, y la otra, a pesar de que en un principio se mantenĂa imperturbable ante las razones de Lotario, al final sucumbiĂł
.
Este pequeño relato tiene cierta tendencia a enseñar, en el sentido de “novela ejemplar” como demuestra en los sabios consejos que Lotario da a su amigo para que cambie de opiniĂłn sobre lo que ha decidido para comprobar la fidelidad de su mujer.
Creo que no son incompatibles las dos cuestiones aquĂ planteadas, puesto que incluir la aventura de los cueros de vino le servĂa tanto a Cervantes para dar variaciĂłn al relato y a su vez fundir la historia que se narraba con la del Quijote
F. Discurso de las armas y las letras.
20. CapĂtulo XXXVII.
LeĂdo.
21. CapĂtulo XXXVIII.
El problema al que se afronta Don Quijote en este famoso discurso sobre las Letras y las Armas es tratar de ver quien es más rico, si el estudiante o el soldado. Nada más exponer esta cuestiĂłn, afirma que el soldado es más pobre en el sentido monetario, que se ve sometido en ocasiones a las inclemencias de dormir al raso el dĂa anterior a una batalla, y los compara con los letrados quienes entre honorarios y propinas tienen en que entretenerse y sentencia diciendo que -“aunque es mayor el trabajo del soldado, es mucho menor el premio”-. SegĂşn Don Quijote, los letrados defienden que las armas se apoyan en las letras, puesto que la guerra se ve sujeta a unas leyes, y por tanto a los letrados; responde que con las armas se sostienen los imperios, se mantienen seguros los caminos, despejados los mares de crueles corsarios, etc. Que aunque le cueste a un estudiante progresar, le costará más a un guerrero, puesto que siempre le va en ello la vida.
G. El cautivo.
22. Resume los capĂtulos XXXIX – LII.
En este intervalo de capĂtulos se suceden la mayor parte de los acontecimientos en la venta donde se encuentra Don quijote junto a la fingida reina Micomicona –Dorotea -, Don Fernando, Luscinda y Cardenio, el cura y el barbero, y el cautivo reciĂ©n llegado con su esposa Zoraida aparte del ventero y su familia y algunos siervos. Tras el discurso de las Letras y las Armas, el cautivo narra su historia. Cuando llegaba la noche, acudiĂł un oidor que resultĂł ser el hermano del cautivo, y se narra tambiĂ©n la historia de Doña Clara y Don Luis, que la seguĂa vestido de mozo de mulas aunque su linaje no era tal. Ya durante la noche acontece la guardia de Don Quijote, que la que se sucediĂł el episodio de quedarse colgado de una mano y la refriega que tubo con los criados enviados a buscar a Don Luis. Estando atentos a lo que acontecĂa con Ă©ste, entrĂł en la venta el barbero al que Quijote le cogiĂł el yelmo de Mambrino, y se produjo una fuerte discusiĂłn y una “pequeña” pelea entre todos. Tras sucederse estos acontecimientos abandonaron la venta y el cura y su compañero el barbero se las ingeniaron para hacer creer a Don Quijote que estaba encantado y asĂ poder llevarlo de vuelta a su pueblo. Durante su regreso, se encuentran con un canĂłnigo con el que discuten acerca de las novelas de caballerĂa. Cuando se detuvieron para comer, vino el pastor que narra el Ăşltimo relato que intercala Cervantes y una refriega de Don Quijote con unos disciplinantes. Finalmente llegaron a su pueblo, enjaulado y mal herido por un fuerte golpe en la espalda.
23. CapĂtulos XXXIX – XLI.
SegĂşn nos narra su historia el cautivo destaca el paralelismo de su trayectoria militar con la de la vida real de Cervantes coincidiendo por ejemplo en que ambos fueron encarcelados cuando regresaban a la patria tras una consumada victoria.
Se describe a los turcos como gente atrevida y venturosa, y se nota en sus descripciones cierta xenofobia (aunque existen descripciones que se salvan de esta etiquetaciĂłn, como el llamado Gran Turco, Zoraida y su padre)
Siempre me he imaginado un baño de oriente como los arábicos que existen en las Medinas, pero en su descripciĂłn, Cervantes encierra a todos los cautivos en un “baño” que contrasta con la imagen que yo tenĂa.
Lo propiamente novelesco de la historia comienza cuando acaba la parte histĂłrica de la narraciĂłn, al ser nuestro protagonista cautivado, tras lo que se narra lo anteriormente comentado.
Pienso que la religiĂłn no constituye ningĂşn problema en esta relaciĂłn puesto que Zoraida piensa convertirse al catolicismo y al no ser una fanática de su religiĂłn o una conservadora, lo Ăşnico que han de hacer es ir a España, pero como eso ya lo tenĂa mas que asumido el cautivo, no supone ninguna contradicciĂłn en su relaciĂłn.
El carácter de Zoraida es descrito por Cervantes de una forma semejante a las de Dorotea y Luscinda, que se asemejan a esas damas de novela caballeresca tantas veces comentada por Don Quijote y contrastan a su vez con las hijas del ventero y demás mujeres de su misma posición. Ella, Zoraida, y las demás son el perfil perfecto de mujer idealizada.
Al ser apresados por los franceses, el cautivo teme por que le quiten la joya que él más amaba que no era otra que Zoraida, pero los franceses se contentaron con las joyas que la adornaban y no se quedaron con ella.
H. Vuelta a casa.
24. CapĂtulo XLVI.
En este enfrentamiento, Sancho le asegura que la citada reina MicomicĂłn no es tal y se ve reprendido por su amo que le asegura que es quien dice ser y se vio embargado por una profunda ira que fue templada por los consejos de Dorotea, que aseguraba que al estar el castillo encantado, Sancho verĂa cosas que no son.
El cura y el barbero se las ingenian para hacer creer a Don Quijote, mediante una serie de engaños con disfraces, que se encuentra bajo el influjo de un poderoso encantamiento con lo que consiguen hacer que se mantenga quedo en una jaula con la que le devuelven a su origen.
Creo que ese suceso se mantiene en la lĂnea dentro de la comedia de Cervantes, ya que es muy sarcástico que Quijote termine en una jaula, aunque una vez que nos hemos encariñado con el personaje es, quizá, un poco cruel. La burla de los disfraces me parece tan solo una maña para hacer que se crea embrujado, y no creo que tenga mayor importancia que el resto de las locuras de Don Quijote
25. CapĂtulo XLVII.
Llega a la conclusión de que al igual que cambian los tiempos cambian los hechiceros y sus conjuros, por lo que no es de extrañar que vuele no en un carro de fuego tirado por animales mitológicos, sino en una simple jaula tirada por bueyes.
Sancho le acusa al cura de dejarse llevar por la envidia de que el Quijote iba a conseguir un gran imperio y que durante el periodo que estuviera encerrado no podrĂa hacer bien a nadie. Es notable la medida en que se ha quijotizado debido a las influencias de su amo, como va demostrando en su comportamiento, aunque no llega a los extremos de Don Quijote.
El canĂłnigo asegura que no ha podido terminar ningĂşn libro de caballerĂas porque asegura que todos son una misma cosa, que son disparatados —como el ejemplo del chico que, con diecisĂ©is años, mata a un gigante— y cuyo fin es deleitar y no enseñar y carecen de estructura interna ordenada, con estilo duro, inverosĂmil en las batallas, lascivo en los amores, etc.
26. CapĂtulo XLVIII.
Cervantes defiende la comedia de tipo renacentista sujeta a normas clásicas, como Ă©l ya habĂa cultivado en obras anteriores. A pesar del elogio que hace a Lope de Vega, le contradice en su opiniĂłn de que hay que dar al “vulgo” lo que este pide, ya sea disparates o cosas que no llevan ni pies ni cabeza. Trata de hacer pensar a los actores y creadores de comedias que se revalorizará más lo que el pueblo le pida, sino con buenas obras.
27. CapĂtulo LII.
Tras haber escuchado la historia del pastor, se enzarza en una pelea con él pero la interrumpe puesto que ve a lo lejos una procesión de disciplinantes que confunde con un grupo de malhechores que llevan a una mujer en contra de su voluntad, y aplazando su refriega se lanza en ataque contra los disciplinantes. En la singular batalla se ve alcanzado por una vara que le golpeó la espalda dejándole muy mal herido.
Sancho se ve superior a su mujer puesto que ella carece de los conocimientos de la orden de caballerĂa que Ă©l ha ido adquiriendo con la compañĂa de Don Quijote.
Cervantes, al igual que el lector, ha ido encariñándose progresivamente de su personaje y al final pierde en parte el sentido burlesco del inicio del libro.
I. Analiza pormenorizadamente la relaciĂłn de la obra con el Humanismo renacentista (con citas).
El humanismo se caracterizó por su antropocentrismo, cosa que se entrevé en esta novela por ser Don Quijote el centro de todo. Don Quijote lucha por el ser humano, por la libertad, por el libre pensamiento, por la justicia.
Otra relaciĂłn con el Humanismo es el ataque a la ortodoxia catĂłlica y la promulgaciĂłn de una doctrina basado en la pureza evangelista. Esto se puede ver en los diversos ataques de Don Quijote hacia los frailes benitos, y posteriormente a una procesiĂłn; en ambas Don Quijote cree que esos malhechores llevan contra su voluntad a una dama inocente. Si nos arriesgamos un poco, podrĂamos pensar que es una metáfora en la que la pureza evangelista, caracterizada por la moza inocente, se ve apresada por la iglesia y sus sucios intereses, representados por los frailes. Pero no caeremos en el error de afirmarlo.
La idea de virtud, por la cual el poeta se hace inmortal a través de su obra, es una de las razones más destacables del Quijote. Sus hazañas son sobre todo para hacerse inmortal a través de su obra heroica, es decir, lo que busca nuestro hidalgo a través de sus sucesos es, aparte de conseguir el amor de su amada, parecerse a sus héroes y quedar inmortalizado, como ellos, por sus aventuras, que serán escritas por algún famoso historiador.
Cervantes defiende, en la conversación mantenida entre el canónigo y el cura, las normas grecolatinas ante el desorden que se refleja en las novelas caballerescas. Además Cervantes incluye en el Quijote cuentos de todos los tipos clásicos renacentistas.
J. Analiza la evoluciĂłn sicolĂłgica y moral de Don Quijote, y la relaciĂłn de su parte cuerda con la loca.
Don Quijote caerá en la locura tras pasarse varios dĂas leyendo sin parar novelas caballerescas que le acabarán creando un ideal y una necesidad libertadora. AsĂ su nueva moral le dictará que libre al oprimido del opresor, deshaga maleficios y castigue a los malvados, para ganarse la admiraciĂłn de Dulcinea.
Pero tendrá altibajos en su comportamiento. En los momentos de mayor tranquilidad se mostrará casi cuerdo, mientras que las ocasiones de batalla su locura llega al cenit.
K. Relación de las ideas de Sancho con la locura de su amo (cuando/por qué).
En ocasiones Sancho ve que su amo está equivocado, pero en otras incluso le apoya. En el caso de los molinos de viento, de las ovejas, o del grupo de curas, Sancho puede ver que no son lo que su señor dice, ni por apariencia. Pero en casos como lo de la princesa Micomicona, su inocencia le hace pensar que es cierto lo que escuchan sus oĂdos, y esto se ve reforzado además por lo que le supondrá este hecho, que el espera que le aporte como beneficio su esperada Ănsula. AsĂ es que Sancho participará en las locuras de Don Quijote cuando Ă©l crea que le aportarán cierto beneficio y compruebe que tienen cierta coherencia. Aunque en el caso de los agustinos se olvidará de esta segunda parte acuciado por la avaricia y la oportunidad de recoger los frutos de la batalla de su amo.
L. La pelea en la venta es una parodia judicial y una visiĂłn de España. DimensiĂłn crĂtica.
M. Establece diferencias y similitudes entre la 1ÂŞ y 2ÂŞ salida (estructural y formal).
En la primera parte, la estructura la podrĂamos organizar asĂ: Don Quijote realiza Ă©l solo y sin que nadie lo vea los preparativos para la salida. Busca una armadura, un caballo y un nombre para sĂ. En su salida nadie le verá. Irá la mayorĂa del camino sin rumbo fijo dejando que Rocinante le guĂe donde quiera. Pronto se encontrará con una venta en la que Ă©l verá un castillo y su oportunidad para nombrarse caballero. Tras las muestras de su locura volverá a las andadas, esta vez como caballero, de las que no saldrá muy bien parado. Tras la paliza propinada por los mercaderes toledanos, lo encontrará un vecino suyo el cual lo llevará de nuevo a su casa (Don Quijote no se da cuenta de que vuelve a su casa hasta que se recupera).
En la segunda salida ocurre más o menos lo mismo. Nuestro hidalgo vuelve a irse sin que nadie le vea, tras haber preparado el mismo todo lo necesario para sus aventuras, esta vez incluye al escudero. Sus primeras aventuras son desastrosas y sólo consigue vencer en una. De nuevo irán sin rumbo fijo. La posada volverá a ser castillo, pero lo que busca Don Quijote es hacer locuras por amor.
N.¿CĂłmo crees que se ven a sĂ mismos Don Quijote y Sancho? ¿CĂłmo se ven el uno al otro?
Don Quijote se ve a sĂ mismo como un liberador, un justiciero, un deshacedor de entuertos, en resumen, un ejemplo de caballero que lucha por el bien. Su máxima aspiraciĂłn es llegar a ser tan famoso como sus Ădolos novelescos a travĂ©s de la inmortalidad de su obra historia y conseguir a su amada, Dulcinea. Sancho se ve como un pobre campesino que tiene las miras dirigidas hacia el enriquecimiento de su familia, pues tiene necesidad de ello; se ve, en pocas palabras, como el sustentador de su familia. Don Quijote ve a Sancho como un buen escudero, y en ello se entrevĂ© cierta amistad sin llegar a perder la relaciĂłn escudero – hidalgo en imitaciĂłn a sus Ădolos, cosa que aparece en varias ocasiones en las que El de la Triste Figura manda callar a su escudero. Sancho ve a su señor como un hombre ilustrado, sabio y algo peculiar, con el que mantiene una relaciĂłn demasiado amistosa para ser su escudero; en realidad le sigue tratando como vecino pero desde otro ángulo, el de su “ayudante”. En ningĂşn caso le creerá loco sino equivocado, y será la influencia de su señor la que le vaya acercando hacia un plano paralelo a la locura de su amo, sin llegar Ă©l a estar demente sino confundido por su inocencia.
O. RelaciĂłn entre el autor Cire Hamete y el narrador.
Cervantes mete a un personaje supuestamente real haciĂ©ndole pasar por un historiador arábigo del que el narrador ha sacado las andanzas de Don Quijote. Esto le da un gran realismo a la obra, ya que en aquel entonces los mejores historiadores eran árabes. TambiĂ©n le da una mayor importancia a la obra de Don Quijote, la cual, hemos de suponer despuĂ©s de esto, fue tan famosa, que llegĂł e interesĂł al mundo árabe. Pero todo esto nos conduce hacia la propia vida de Don Quijote, es decir, tanto Cire como Cervantes son meros medios de comunicaciĂłn que cuentan, lo más objetivamente posible, la verdadera historia del realĂsimo Don Quijote.
DescripciĂłn y funciĂłn de las cartas (cap. XXIII, XXV, XXVI, XXVII) ¿es en cada caso apropiado el uso de la literatura epistolar? ¿Por quĂ©?.
A travĂ©s de estas cartas Cervantes conecta de nuevo con el amor idealizado de Don Quijote y tambiĂ©n aprovecha para hacer ver al lector que Don Quijote tiene todas las cualidades de un hidalgo, las más destacadas, las armas unidas con las letras (tĂpico de los escritores renacentistas, como el mismo Cervantes). Con esta nueva conexiĂłn con Dulcinea podremos ver lo equivocado que está Don Quijote y la personalidad aproximada de la verdadera Dulcinea, descrita por Sancho.
Q. Describa la relaciĂłn de Don Quijote y Dulcinea.
En realidad no existe ninguna relaciĂłn, todo está en la mente de Don Quijote. Alonso Quijano, antes de convertirse en el más famoso hidalgo de todos los tiempos, tendrá en su mente a una de sus vecinas, Aldonza Lorenzo, a la que guardará gran simpatĂa, y es la que acabará siendo renombrada como Dulcinea del Toboso por Don Quijote; pero con la que no guarda ninguna relaciĂłn en la vida real.
La prodigiosa imaginaciĂłn de Don Quijote sufrirá por el amor de su Dulcinea, pasiĂłn que se verá acrecentada con las mentiras de Sancho respecto de la carta que le mandara nuestro hidalgo. Con esto surgirá en la mente del caballero un amor tĂpicamente cortesano, basado en la espiritualidad humanista.
0 comentarios:
Publicar un comentario