Literatura de la República
Dominicana hace referencia a las obras escritas en el territorio del país o
fuera de él por escritores dominicanos, ya sea por nacionalidad o ascendencia.
Aunque sólo puede hablarse con rigor de literatura dominicana en relación a las
obras escritas tras la independencia del país, se acostumbra incluir la
producción literaria de la época colonial.
La literatura de República
Dominicana continúa en flujo y en busca de mayor proyección dentro y fuera del
territorio nacional, aunque los autores dominicanos han cultivado las variadas
manifestaciones del quehacer literario, reflejando en sus obras la mezcla de
elementos españoles, africanos e indígenas que se da en el Caribe y la
influencia de sucesivas emigraciones por motivos políticos y económicos.
Difícilmente antes del siglo
XIX se podría hablar de textos fuera del casillero de la literatura colonial.
Los primeros autores nacionales, entonces, contarían entre sus filas a José
Núñez de Cáceres, Juan Pablo Duarte, Nicolás Ureña de Mendoza, que serían los
que rondan el año 1844, el de la proclamación de la República Dominicana.
Luego vendrían José Joaquín
Pérez, Manuel de Jesús Galván, Nicolás Ureña de Mendoza y su hija Salomé Ureña.
Como antecedente, el primer
texto literario escrito en la isla, que se recuerda, es el Diario de navegación
del genovés Cristóbal Colón, en el que el almirante describe el paisaje y los
pobladores de América. A partir de esa obra se sucederán otras en diversos
géneros y en distintos momentos de su evolución histórica. Cristóbal de Llerena
escribe el entremés Octava de Corpus Christi y, durante la etapa colonial,
Leonor de Ovando escribe algunos sonetos, por lo que se le considera la primera
mujer en escribir poesía de este lado del mundo.
La poesía, la novela, el
cuento, el ensayo y la historia han expresado el discurrir político, social y
económico del país que desde la hazaña del descubrimiento se ha impregnado de
múltiples corrientes de pensamiento, sobre todo europeas y estadounidenses
inicialmente, y del lejano oriente en las producciones de algunos escritores de
finales del siglo XX.
La poesía ha tenido
exponentes prominentes. El siglo XIX fue uno de los que más robustecieron el
género, aunque el siglo XX fue todavía más prolífico y significó la evolución
hacia su madurez, con el surgimiento de las vanguardias.
Aunque se desarrolló
tardíamente, la novelística dominicana ha tenido y tiene exponentes importantes
en el país, aunque su desarrollo no ha escalado como las otras manifestaciones
literarias. Surgió bajo la influencia del romanticismo francés de Víctor Hugo y
acusa tres momentos importantes de acuerdo a su tipología y temática: la
“novela de la caña”, la “novela bíblica” y “novelas costumbristas”.
El cuento ha tenido más trascendencia
que la novela. El aporte de Juan Bosch, maestro del género en Hispanoamérica,
ha sido fundamental. El escritor y político escribió tres significativas
colecciones de cuentos tituladas Cuentos escritos antes del exilio, Cuentos
escritos en el exilio y Más cuentos escritos en el exilio. El cuento moderno se
inicia en la segunda fase del siglo XIX, es decir, tardíamente, a juzgar por
otros países.
Durante décadas, los
intelectuales dominicanos han tenido en el ensayo un escenario que han ampliado
y desarrollado con talento. Destacan los ensayos políticos de los
independentistas, los conservadores y los restauradores. Uno de sus mejores
exponentes en la arena internacional fue don Pedro Henríquez Ureña.
La pasión local por los
temas históricos, sobre todos los que abordan el tema de la dictadura de Rafael
Leónidas Trujillo y otros episodios políticos trascendentales, ha influido en
el desarrollo de historiadores de fuste en diferentes épocas de la República.
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