La primera novela escrita
por un dominicano fue El montero (1856, publicada en París), de Pedro Francisco
Bonó.
Luego le siguió La fantasma
de Higuey (1857, publicada en La Habana) de Francisco Angulo Guridi, aunque
algunos historiadores de la literatura dicen que la primera novela dominicana
es Los amores de los indios (1843, publicada en La Habana) de Angulo Guridi. La
novela dominicana no ha tenido la pujanza que han tenido otros géneros como la
poesía, el ensayo y el cuento, a pesar del Enriquillo (1879) de Manuel de Jesús
Galván, que es la gran novela indigenista del Nuevo Mundo.
La novela es un género
tardío en la República Dominicana. Surge bajo la influencia del romanticismo
francés de Víctor Hugo. Como se ve, la historia de la literatura dominicana es
la historia de la poesía o, más bien, de generaciones poéticas. Un gran hito de
la novelística dominicana lo constituye la novela Sólo cenizas hallarás
(bolero) de Pedro Vergés, con la que obtuvo los premios Blasco Ibáñez y el de
la crítica en España en 1980.
La novela dominicana acusa
tres momentos importantes de acuerdo a su tipología y temática: la “novela de
la caña”, representada por Cañas y bueyes de Moscoso Puello, Over de Marrero
Aristy y Jenjibre de Pérez Alfonseca.
Luego la “novela bíblica” de
Carlos Esteban Deive, Veloz Maggiolo y Ramón Emilio Reyes y la “novela propagandística”
como Los enemigos de la tierra de Requena, Trementina, clerén y bongó y
“novelas costumbristas” como La cacica de Rafael Damirón, Baní o Engracia y
Antoñica de F. Gregorio Billini, La mañosa de Juan Bosch y la triología de
García Godoy, compuesta por Rufinito, Guanuma y Alma dominicana .
Dentro de los novelistas más
consagrados y de mayor proyección internacional en el momento actual se
encuentra Marcio Veloz Maggiolo, autor de una decena de novelas, versátil
escritor, pues ha cultivado el cuento, el ensayo histórico-arqueológico, el
teatro y la novela. Junto a Aída Cartagena Portalatín funda la novela
experimental, el primero con Los ángeles de hueso (1967) y la segunda con
Escalera para Electra (1970).
No obstante esa realidad, muchos críticos literarios afirman que la gran novela dominicana aún no se ha escrito, a pesar de la existencia de novelas como La sangre de Tulio Manuel Cestero, Over de Ramón Marrero Aristy, La mañosa de Bosch, Biografía difusa de Sombra Castañeda de Veloz Maggiolo o La balada de Alfonsina Bairán de Andrés L. Mateo.
No obstante esa realidad, muchos críticos literarios afirman que la gran novela dominicana aún no se ha escrito, a pesar de la existencia de novelas como La sangre de Tulio Manuel Cestero, Over de Ramón Marrero Aristy, La mañosa de Bosch, Biografía difusa de Sombra Castañeda de Veloz Maggiolo o La balada de Alfonsina Bairán de Andrés L. Mateo.
En los años ochenta se
destacan René Rodríguez Soriano, Ángela Hernández, Rafael García Romero, Pedro
Camilo, Avelino Stanley, Ramón Tejada Holguín, César Zapata, Manuel García
Cartagena y en los años noventa, Pedro Antonio Valdez, Pastor de Moya, José
Carvajal, José Acosta, Luis Martín Gómez, entre otros.
Stanley tiene una vasta obra
novelística y cuentística, entre las que se destacan “Catedral de la libido”,
“Tiempo muerto” y “Los Disparos”, entre otros. Santos es el autor de novelas
como “Memorias de un Hombre Solo”, “Diabólica pasión” y “El segundo
resucitado”. Ángela Hernández, también reconocida poeta, cuentista y ensayista,
es autora de las novelas “Mudanza de los sentido” y “Charamicos”.
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